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Capítulo l El amor construye; el odio destruye El que ama, puede dar; el que odia, puede quitar Si eliges amar, serás como el mar que acaricia la playa Si eliges odiar, serás como el maremoto que arrasa Elegí amar... A   aquel niño que   pide una moneda... ¿Tiene una moneda? Y lo miro a los ojos y sé que una moneda no es nada; pero una moneda le doy ¿Por qué? Porque una moneda no es nada; pero lo amo en su tristeza, en su soledad, en su desamparo; y la moneda no existe, sólo existe mi gesto que lo construye, que le da dignidad... –Alguien me mira a los ojos. Existo para alguien –piensa. Y se dignifica en la indignidad de tener que pedir. Amo al Mar la Arena la Playa Amo al   barquito que se aleja para volver Amo tu tristeza tu dolor que me duele Me pregunto Tú ¿Por qué no amas? ¿Por qué odias? ¿Por qué no te han amado? ¿Por qué no te conmueve ese niño qu
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